Algún día. Sé que algún día sucederá. Puede que no ahora, ni el año que viene, pero algún día. No es el momento, y quizás tampoco el lugar. Lo sé. Y tu también lo sabes. Encontraremos el momento, ese momento perfecto. Ese momento en el que no haya nada ni nadie que nos lo impida. También encontraremos el lugar, ese lugar en el que la única distancia que haya sean las sábanas. Te enamorarás de mi, y yo de ti, y seremos eternos.

SOMEDAY...

Dicen que cuando dos enamorados se besan bajo la luna llena, la ven más brillante. Una vez te prometí no olvidarme jamás de ti, y aunque parezca mentira, sigo manteniendo esa promesa. Aunque ya no te quiera, y aunque haya rehecho mi vida, cada luna llena recuerdo aquel 2 de enero de 2007. Aquella tarde donde nuestros labios se juntaron por ultima vez.



Nunca más volveré a creer en tu Luna Llena.

Echo de menos tus besos, tus miradas, tus caricias.
Los donuts, los zumos, las cenas. Las llamadas, las tardes, las noches, las pelis, los juegos.
Echo de menos llamarte mentiroso, hacer que me prometas cosas, discutir durante horas.
Echo de menos tus abrazos, tus tequieros, que te acurruques junto a mi.
Escuchar canciones, que me las cantes al oído. Que vengas a mi lado, me abraces por detrás y me des un beso en la mejilla cuando menos me lo espero. Echo de menos intentar ponerte celoso, echo de menos que tú lo consigas. Echo de menos hacerte cosquillas, y echo de menos que tú me las hagas. También echo de menos poder tocar tu almohada, tu foto en mi cartera y en mi agenda, y que me cojas de la mano.




Sí, definitivamente te echo muchísimo de menos.

Lo que ahora te parece maravilloso, mañana puede parecerte horrible. Si hoy crees en una cosa, mañana puede que creas en otra.
Y siempre se lo negabas, decías que no tenía razón, no lo querías creer... Pero es hoy cuando realmente te das cuenta de que él estaba en lo cierto. En cambio a él ya no le parece tan descabellada aquella idea.



Las vueltas que da la vida.

El diario de Noah

-¿Te quedarás conmigo?
-¿Quedarme contigo?. Para que, ¿para estar siempre discutiendo?
-Eso es lo que hacemos, discutir. Tu me dices cuando soy un maldito arrogante y yo te digo cuando das mucho la tabarra, y lo haces el 99% del tiempo. Sé que no puedo herir tus sentimientos, porque tienen un promedio de dos segundos de rebote y otra vez vuelves a la carga.
-Entonces, ¿qué?
-Que no será fácil, va a ser muy duro. Tendremos que esforzarnos todos los días, y quiero hacerlo, porque te deseo. Quiero tenerte para siempre, tu y yo, todos los dias. ¿Harías algo por mi? Por favor, imagina tu vida dentro de treinta o cuarenta años, ¿cómo la ves? si es junto a ese hombre, vete, vete; te largaste una vez, y lo soportaré otra si creyera que es lo que quieres. Pero jamás tomes la vía fácil.
-¿A qué vía te refieres? No hay ninguna vía fácil, haga lo que haga alguien acabará sufriendo.
-¿Podrías dejar de pensar en lo que quieren los demás? Incluso olvida lo que yo quiero, lo que el quiere, lo que tus padres quieren. ¿Tú qué quieres? Vamos, ¿qué quieres?.

Cuando le dio la gana afinó su guitarra y empezó a tocar. Hacía lo que quería cuando quería, sin darle cuentas a nadie. Era un narcisista arrogante, pero ¡qué cojones!, le daba mil vueltas a todos los allí presentes. Su sonido era increíble. Ella lo miraba desde la otra punta del local, se había prometido mil veces no enamorarse, y menos de un chulo como él, que solo se quería a si mismo, a sí mismo y a la música. Pero sus ojos azules, su lisa melena castaña y los sonidos de aquella vieja Les Paul se le clavaban como cuchillos afilados, abriendo lentamente todas las heridas del pasado.




Estaba enamorada. Irremediablemente enamorada.

CONFÍO EN TI.


y eso es algo muy grande.